Génesis de la D.O. Rueda
Esta excelente denominación de origen tiene su epicentro en la provincia de Valladolid. Si bien la región lleva mucho tiempo produciendo vinos, sucede que la denominación se crea oficialmente hasta 1980. Es una producción vinícola muy antigua, de la cual se tiene noticias desde la Edad Media. Además, llegó a tener mucha fama gracias a sus vinos dorados; los cuales fueron criados durante 10 años.
Es importante acotar que, por mucho tiempo, esta denominación solo tuvo vinos blancos y los “dorados”. No obstante, desde 1994 se incorporaron y aceptaron también los vinos tintos. Estos últimos, abarcan categorías de crianza, reserva y gran reserva. Hay una evidente referencia a la variedad de Tempranillo, la cual es conocida en esta denominación como tinto fino. Se trata de una denominación de origen muy interesante, la cual suele tener bastantes entusiastas en el mundo de la enología.
Características de la D.O. Rueda
Al comprar vinos con la D.O. Rueda, es fundamental considerar sus características y gamas de opciones. En caso dado, se dice que el carácter de estos vinos depende de tres factores: la uva Verdejo (que es propia de la zona), el clima mediterráneo y los suelos cascajosos.
En cuanto a la clasificación de los vinos de la D.O. Rueda, tenemos que hacer algunas aclaraciones. Para ello, mostramos el siguiente listado a continuación:
- Gran vino de Rueda: vino que se elabora en viñedos con más de 30 años de antigüedad.
- Rueda Pálido: es un vino de elaboración tradicional en Rueda, poco usado o hecho en ediciones limitadas.
- Vino de pueblos: son vinos hechos con uvas de pueblos específicos de ciertas zonas de Valladolid.
- Gran añada: son vinos en cuyo proceso desde el tiraje hasta el degüelle, supera los 36 meses de trabajo.
Los resultados son vinos de diversa calidad, aunque siempre con ese sabor y aroma que otorga la inigualable uva Verdejo. Asimismo, se trata de procesos muy cuidados, que suelen mantener ciertos procedimientos artesanales para garantizar el sabor y textura de los vinos. Es decir, que las características de la denominación se mantengan y sean reconocidos por los más expertos catadores.