Los pimientos del piquillo son de forma rectangular, no muy grandes de tamaño, pero sí cargados de sabor, y suponen sin duda un bocado que explota en tu boca. Con una piel no tan carnosa y no muy suaves, se pueden disfrutar rellenos o al natural.
Es factible conseguir los mejores pimientos de piquillo en conserva, recolectados siguiendo un proceso delicado. Mantienen un sabor extraordinario, gracias a la calidad del producto. Son un excelente acompañante para compartir en una mesa con una variedad de vinos de barrica como protagonistas.
Pero conozcamos un poco más sobre este alimento que destaca por su preparación, al punto de catalogarse como un producto gourmet.
¿Qué son los pimientos del piquillo?
Son una variedad de pimientos que se producen en Navarra. Su símbolo más característico es la forma de triángulo que tiene. Igualmente, destacan por tener un color rojo muy intenso y encendido.
Se pueden encontrar ya sea de manera de conserva natural o también con relleno. En cualquiera de sus presentaciones es un producto que gusta por su característico sabor.
¿Por qué se llaman pimientos de piquillo?
Este tipo de pimientos llaman la atención de comensales exigentes por no ser cualquier pimiento. Son un producto protegido debido a la importancia que tienen para la cultura española. Es considerado el rey de los pimientos, ya que es el más refinado.
Su nombre se debe específicamente a la forma que tienen porque en el extremo inferior terminan en un “pico” o punta que se retuerce y se regresa de forma ligera hacia arriba.
Por lo general, tienen una longitud de entre 5 a 8 centímetros y su forma como tal es triangular. Su textura suele ser un poco dura y crujiente, carnosa, un poco dulce y muy rica.
¿Cómo se preparan los pimientos del piquillo en conserva?
Para preparar los pimientos del piquillo en conserva, primero se procede a asarlos ya sea en carbón vegetal o por medio de gas en unos bombos giratorios. El secreto del producto es que jamás entre en contacto con el agua porque de esta manera perdería todo su sabor y sus aromas.
También se pueden consumir crudos, pero sea cual sea la presentación en la que se consuman, lo más resaltante sin duda es su intenso sabor. Son ideales para acompañar de forma tradicional platos como tortilla de patatas, pescados azules o carnes. Por supuesto, un vino blanco semidulce puede ser el perfecto complemento para esta delicia gourmet.
Cuando se sirven rellenos, pueden ir acompañados de una salsa de tomate de calidad que potencie su sabor. Es muy común conseguirlos rellenos de bacalao, carne molida, morcilla con arroz, etc.
Aunque no es una regla, pues se pueden rellenar de cualquier cosa que se le ocurra a la persona que lo prepara.