¡Frutas y vinos sí se juntan, y son deliciosos!
Las frutas son un postre delicioso y refrescante que varía de acuerdo con la temporada y que magnifica sus sabores si se sirve con un vino espumoso.
Si hay algo que podemos asegurar dentro del amplio mundo del maridaje del vino, es que hay un caldo para prácticamente cualquier plato. Desde luego las frutas no se quedan fuera. Así como muchos postres y aperitivos, este puede mejorar infinitamente si se acompaña con una propuesta de vino adecuada.
En cualquier caso, para lograr este maridaje, lo primordial es concentrarse en las características tanto del vino como de las frutas. Los aromas y sabores de cada uno deben acoplarse, fundirse, de forma que parezca que son parte de la misma preparación, complementándose entre sí.
Esta clave funciona perfectamente tanto para frutas servidas solas, frescas o preparadas en postres exquisitos, como tartas, pasteles, tartaletas o confites.
Un buen espumoso para acompañar las frutas
Como ya hemos mencionado, el secreto de un buen maridaje entre el vino y las frutas está en las características de cada uno. Eso significa que debemos fijarnos en la acidez, el nivel de azúcar y desde luego, la intensidad aromática y el sabor.
A pesar de que hemos mencionado que en general, todos los vinos espumosos van muy bien con un plato de frutas variadas, existen algunas recomendaciones un poco más específicas.
Por ejemplo, si se trata de frutas con mayor acidez, buscaremos un maridaje con vinos más jóvenes, con una crianza de unos 14 meses. Estos son caldos un poco secos y con un sabor dulce que se empareja perfectamente con melocotones, albaricoques y similares.
Una sugerencia sería el Freixenet ICE – Cuvée Especial, elaborado con las variedades de uva Xarel-lo, Parellada y Chardonnay. Sus notas frescas, de burbuja constante y cremosa lo hacen ideal para acompañar estas frutas.
Por otro lado, para las frutas con mayor acidez se recomendaría una elección más cítrica para igualar su sabor al del postre.