Vino y helado: ¿un maridaje posible?
Es más fácil crear maridajes con helados sustancialmente "suaves": lo ideal, por tanto, son las cremas heladas, aunque también, por ejemplo, el chocolate negro, que con su sabor decidido, poco dulce y a veces picante, se ve fácilmente realzado por vinos específicos.
Hay tres reglas de oro que hay que tener en cuenta a la hora de catar un vino y un helado:
- En primer lugar, la temperatura.
- Después, el principio de concordancia.
- Por último, el orden de cata.
El mejor helado para nuestros maridajes es el que se disfruta a temperaturas de entre 12 y 15 grados. El vino, en cambio, debe servirse a una temperatura ligeramente superior (un par de grados más), a la que sería óptima.
Un detalle fundamental, es el orden de degustación: el vino debe beberse antes de probar el helado, ¡nunca al revés!
El método de la concordancia para el maridaje entre vino y helado
En el juego del maridaje, los expertos en vinos se basan en el principio de la yuxtaposición y en el de la concordancia. Es esto lo que nos ayuda a seleccionar el vino adecuado: debe ser dulce y no demasiado alcohólico para no anular el sabor del helado y debe elegirse teniendo en cuenta las principales características gustativas del propio helado, como la aromaticidad y la grasa.
Según el método de la concordancia, el vino y el plato deben tener las mismas características para lograr un equilibrio y una armonía perfectos. Este método se aplica, por ejemplo, al helado en maridaje con el vino para destacar el dulzor (presencia de sustancias edulcorantes o azúcar) en el primero.
En particular, si estamos en presencia de postres como el helado, un vino perfecto para maridar será goloso en el paladar, y con cierta burbuja que caracteriza a los vinos espumosos, el mejor ejemplo: Freixenet ICE Rosé.
Algunos ejemplos de maridaje para los helados
Con cremas de helado como la de chocolate, pistacho o avellana, la combinación con el vino puede parecer impermeable, pero nos sorprenderá gracias a sus experiencias gustativas.
Con los helados de frutas, será un verdadero placer acompañarlos, por ejemplo, con un vino bien frío. En el caso de la fruta, en definitiva, hay que elegir un vino con un nivel de azúcar residual que recuerde los aromas y olores de la preparación que se va a degustar.