¿Vino y verduras? Sí, puedes hacerlo
Antes de elegir un vino para acompañar tus hortalizas y verduras, debes considerar detenidamente las sensaciones que aportan al paladar. En concreto, hay que distinguir entre las verduras de tendencia dulce y las de tendencia amarga.
Dependiendo de cómo se cocinen, de su tendencia dulce o amarga y de las características del plato en el que se incluyan, las verduras requieren distintos tipos de vino o vinos con diferentes propiedades. Te dejamos algunos consejos para no equivocarte con el vino y las verduras.
Verduras de tendencia dulce: acompáñalas con un blanco fresco y con cuerpo
Los guisantes, las patatas, las zanahorias, la calabaza, etc. son hortalizas de sabor dulce que requieren un vino blanco sabroso, fresco, con buena acidez, e incluso espumoso, delicado y con buena aromaticidad que pueda contrastar y, por tanto, equilibrar y armonizar esta tendencia. Val D’’Eco Airén & Sauvignon Blanc o Ijalba Blanco Crianza son dos opciones perfectas, ¡la elección es tuya!
Verduras de tendencia amarga: acompáñalas con un vino blanco suave
El apio, las berenjenas, la achicoria, los pepinos, etc. son verduras con tendencia al amargor que requieren un vino blanco suave y con cuerpo para suavizar las sensaciones gustativas del alimento.
Deben evitarse los vinos demasiado ácidos o incluso los tintos tánicos, que harían que la tendencia al amargor fuera demasiado pronunciada y casi desagradable. Viña Ijalba Maturana Blanca es nuestra recomendación.
Si no eres un amante de los blancos, también puedes optar por un tinto o rosado joven, con taninos no agresivos y un aroma delicado como el Carchelo Rosé.
Verduras crudas, cocidas o a la parrilla
Las verduras crudas conservan la mayor parte de sus nutrientes y minerales, revelando un cierto sabor y mineralidad al gusto.
En el caso de las verduras cocidas y asadas, estas reaccionan de forma diferente cuando se cocinan: algunas pierden nutrientes y minerales, otras los conservan o incluso los maximizan, pero todas son más digeribles.
Las verduras a la parrilla, en cambio, como todos los platos a la parrilla, adquieren una tendencia amarga que es decisiva en la elección del maridaje. Los calabacines o berenjenas a la parrilla, por ejemplo, requieren un vino blanco suave, con cuerpo y aromático para equilibrar y soportar esta sensación.