Aporta un toque de autenticidad a tu pasta con un buen vino
Lo que tienen en común los distintos tipos de pasta es el dulzor de los almidones, mientras que siempre es la salsa la que marca la diferencia en la elección del vino. Una verdadera guía para la combinación ideal.
Cuanto más complejo sea el plato, más estructurado tendrá que ser el vino, mientras que un plato ligero y fragante se combina mejor con un vino aromático.
De las reglas generales, pasemos ahora a las específicas y veamos qué pasos seguir para maridar los diferentes tipos de pasta con el vino según la salsa y el aderezo.
La combinación ideal de vino y pasta: pasos a seguir y ejemplos
La combinación perfecta de vino y pasta se obtiene siguiendo unas sencillas pautas de maridaje, siendo el condimento y la salsa el elemento principal en la elección.
En general, las salsas con mucho cuerpo y elaboradas, como las basadas en carne, setas, queso o caza, casan muy bien con vinos blancos estructurados o envejecidos en barrica, aunque son mucho más adecuados los vinos tintos con buen cuerpo y taninos elevados.
Las salsas a base de pescado o marisco van perfectamente con vinos blancos, más o menos estructurados según la salsa, pero taambién pueden combinarse con vinos tintos jóvenes con poco cuerpo.
Si buscamos la combinación ideal para un delicado plato de pasta con salsa de tomate y albahaca, aderezado simplemente con aceite de oliva virgen extra o mantequilla y aromatizado con una pizca de queso parmesano, un vino blanco joven y afrutado nos dará grandes satisfacciones.
Además de estas sencillas pautas, para no equivocarnos en la elección del vino ideal para acompañar la pasta, debemos aprender a distinguir entre los distintos tipos de platos de pasta según sus salsas y aderezos:
La pasta con sabor a mar
Se puede maridar perfectamente con un vino blanco o tinto, dependiendo de cómo se prepare el plato o de los ingredientes que lo complementen.
Los primeros platos a base de pescado especialmente graso o que utilizan hierbas aromáticas y especias requieren vinos blancos jóvenes, con buena frescura y sabor, pero con una buena estructura y persistencia gustativa-olfativa que pueda soportar los fuertes sabores de la salsa.
Tampoco hay que subestimar la combinación de platos de pescado con vinos rosados o tintos jóvenes y delicados, ya que son perfectos para acompañar armoniosamente los sabores del mar sin desvirtuar el plato.
Las verduras y las legumbres realzan las notas dulces de la pasta
Las patatas, las zanahorias, la calabaza, los guisantes y las judías van bien con vinos de estructura media con buena frescura y sabor, mientras que las hortalizas con tendencia al amargor, como la achicoria, deben maridar con un vino suave y redondo en el paladar.
Las sopas y el minestrone a base de pasta y legumbres, en cambio, requieren vinos blancos de estructura media, mientras que los primeros platos con cuerpo, como la pasta con alubias y cortezas de cerdo, requieren vinos tintos con carácter y buena persistencia.
Pastas rellenas o con salsas de carne
Requerirán vinos con un sabor pleno y un bouquet aromático especialmente intenso y rico, que sean sabrosos y aromáticos en el paladar y tengan una buena persistencia para limpiar la grasa del plato.
Las salsas más delicadas también pueden ir acompañadas de vinos rosados o tintos jóvenes de estructura media, mientras que las salsas más complejas, como las de carne estofada o con toques aromáticos y picantes como la bechamel, requieren vinos más cálidos y evolucionados.
Los canelones y timbales de pasta no desdeñan los vinos tintos de cuerpo medio, incluso los espumosos, que acompañan la textura crujiente del plato y realzan su suculencia.