El arte del maridaje de los quesos
Para maridar un queso, se tiene en cuenta su aroma, su intensidad de sabor y la textura. Así el vino elegido puede aportar justo lo que se necesita para lograr que la velada sea un única e inolvidable.
A pesar de que parezca lo contrario, maridar quesos y vinos es bastante simple. De hecho, basta con seguir algunas recomendaciones básicas y tener un conocimiento sencillo sobre ambas cosas.
Si eres observador, muchas de estas “reglas” ya las habrás notado. Especialmente dado que una mesa de degustación de quesos acompañados de excelentes vinos es lo más frecuente que puedes hallar cuando se trata de eventos sociales.
Como ya mencionamos, todo está en centrarse en el sabor, el aroma, la textura y, si así lo deseas, la región. Esta última refiriéndonos a una de las reglas de oro del maridaje de vinos que recomienda que se seleccionen productos que provengan de las mismas regiones o en su defecto, ubicaciones cercanas. De esta manera, es casi seguro que aciertes con la mejor opción.
Hablando de intensidad
El sabor de los quesos puede ser muy fuerte y contundente, así como su contenido graso. En este caso, se debe elegir un vino que no le opaque en protagonismo, pero que tampoco deje que sus cualidades se pierdan en la mesa.
Es decir que es necesario un vino que tenga la misma intensidad que el queso, por decirlo de algún modo. Dicho esto, te dejamos una pista que puede ayudarte.
Si eliges quesos de sabores fuertes, curados y grasos, lo ideal es un vino fuerte, de un grado alcohólico por encima de 14,5 grados de alcohol.
Si, por el contrario, tu elección es más delicada, de sabor suave, el maridaje perfecto para este queso es un vino con menos de 12 grados de alcohol.
¿Qué tal un Berarte para los quesos fuertes y un Alfred Gratien Brut Rosé para los suaves?
La textura tiene algo que decir
Algunos quesos como el Brie tienen texturas cremosas que se quedan en la boca, por lo que es necesario limpiar el paladar. Esto es algo de lo que se encarga el vino, especialmente los espumosos, cavas y champagnes.
Estos cuentan con ese efecto efervescente que conjunto con la acidez logran preparar el paladar para un nuevo bocado, pudiendo percibir la pureza de los sabores cada vez. Sabiendo esto, podemos elegir un Alta Alella Mirgin Rosé, refrescante y delicioso.
Los tintos con los añejos
Los quesos curados, mientras mayor edad tienen su contextura se vuelve más firme y grasa, y su sabor aumenta en intensidad. Los vinos tintos son ricos en taninos y la astringencia que estos proveen es perfecta para limpiar el paladar.
Mientras tanto, el sabor fuerte y aromático del vino se acopla a los propios del queso, creando una dupla maravillosa y exquisita. Un buen recomendado es el Paco García Crianza, un caldo simplemente perfecto.