¿Cómo se elabora el vermut?
Para elaborar este licor se añaden al vino ajenjo y otras hierbas, especias, raíces, flores y frutas. Incluso algunas de las recetas más conocidas contienen la cáscara de la naranja y cortezas de árbol.
Se necesitan cinco ingredientes básicos. El primero de ellos es el vino, usualmente blanco, aunque también se puede utilizar el vino rosado o el tinto, que es la base de la bebida. El segundo son las hierbas y similares que le dan el sabor y el aroma característico al vermut.
Luego, el alcohol y el agua donde reposarán las hierbas a fin de extraer sus propiedades. Para finalizar, el azúcar para ajustar los toques de dulce según lo deseado.
En cuanto al proceso, se conoce muy poco, ya que todo dependerá de las técnicas y creaciones del enólogo y el licorero.
Pero, a grosso modo, se sabe que lo primero es macerar las hierbas en la solución a base de agua y alcohol para lograr una infusión concentrada. Después de un tiempo determinado, se cuela y se añade al vino para agregar el azúcar, según la receta. Los detalles pertenecen a los creadores de este licor.
Cuáles son los 5 tipos de vermut
Los tipos de vermut se clasifican según el color, lo que además les diferencia en sabores y texturas variando desde los más suaves hasta los secos, muy exóticos. Incluso, hay una variedad de vermut que no incluye alcohol.
- Vermut rojo. Un clásico de este tipo de licor. Con un sabor marcadamente dulce y con un amargo muy tenue. Los aromas son fuertes e intensos, embriagadores.
- Vermut blanco. Es quizás el más dulce, con marcada tendencia a los sabores de vainilla y cítricos. En su elaboración, se baja la concentración de amargo.
- Vermut seco. Muy similar al blanco, pero con notas más amargas, a pesar de que también puede ser muy dulce. Es uno de los predilectos entre los amantes de este licor. Es muy usado en recetas y cócteles.
- Vermut rosado. Su sabor es mucho más suave y delicado, incluso fresco. Es muy popular en verano.
- Vermut sin alcohol. Una variante que ofrece los aromas y sabores propios del vermut, pero sin concentración etílica para quienes no desean o no pueden consumir licor.
En cualquiera de sus versiones, el vermut se sirve con hielo y un toque cítrico adicional, que bien puede ser una rodaja de limón o naranja o incluso una aceituna, lo que realza sus sabores.