Cómo se obtiene un vino de frutas
Aunque el proceso es un poco diferente al del vino, el resultado de este es una espléndida variedad de vinos afrutados que actualmente son un deleite para el paladar. A estos, por lo general, se les agrega una considerable cantidad de azúcar, dejando fermentar la fruta por unos 45 días.
Suelen tener toques muy artesanales, lo que les confiere un encanto peculiar que fascina. A pesar de que muchos expertos sostienen que el nombre de “vino” solo es atribuible al licor preparado con uvas propiamente, la verdad es que nadie puede resistir el hechizo de estos deliciosos caldos de frutas.
Los vinos de frutas se caracterizan por sus toques tradicionales, por lo que es frecuente escuchar que las personas los preparan en casa. Sin embargo, lo más recomendable es adquirirlos de manos de profesionales que garanticen las condiciones de higiene y salud en su preparación.
Al igual que los producidos a partir de las uvas, encontramos que cuentan con una clasificación según su grado de dulce, siendo secos, semisecos, dulces o semidulces. Pero también podemos diferenciarlos por el tipo de zona de donde provienen las frutas, que en este caso serían fresca o cálida.
Para la fermentación, muchas veces es necesario añadir mayor cantidad de azúcar, miel o glucosa. Esto afecta el grado alcohólico, por lo que frecuentemente se agrega agua para reajustar y darle los diferentes grados etílicos.
Además, muchas frutas no cuentan con suficiente levadura, por lo que esta se agrega durante su preparación para lograr que el proceso de fermentación dé como resultado el licor esperado.
¿Cuáles son las características del vino de frutas?
En cuanto a los colores, encontramos una variedad bastante amplia ofreciendo tonos dorados intensos o claros, hasta llegar a ser completamente transparentes. También tenemos tonos amarillos, rosados y tan rojos como los tintos de cualquier vino de uvas. Desde luego, no pueden faltar las opciones espumosas, con sus encantadoras burbujas.
Una de las grandes curiosidades de estos vinos es que, además de elaborarse con variedades de frutas, también podemos encontrar licores a base de flores y verduras. Algunas de las opciones más frecuentes que encontramos son vino de naranja o vino de pomelo.
En cuanto a los aromas, desde luego son muy marcadas las notas dulces afrutadas, siempre en compañía de especias y flores. Un popurrí exquisito que se repite en el paladar.
¿Cómo se toma el vino de frutas?
El vino de fruta se sirve frío, a unos 5°C. Esto le confiere una característica refrescante y lo hace perfecto para cualquier ocasión.
Es ideal para servir con aperitivos y platos ligeros. También son perfectos para preparar postres y deliciosos cócteles que aportan una nota alegre a las celebraciones de cualquier tipo.