¿Qué es el vino blanco joven?
El vino blanco joven, así como el vino tinto joven, es aquel que se ofrece sin haber pasado por proceso de crianza. Es decir, que no se guarda en barrica y botella por meses en la bodega. Por el contrario, estos se elaboran pensando que serán embotellados para su consumo el mismo año de la vendimia.
Su disponibilidad en las bodegas y mercados suele ser más amplia que la de los otros vinos, ya que un vino joven tempranillo, por ejemplo, puede estar disponible apenas un mes después de la cosecha, cuando termina el proceso de fermentación.
Además, están elaborados con la intención de que sean consumidos máximo dos años después de ser embotellados, para asegurar que ofrecen la frescura y aire juvenil que los caracteriza.
¿Qué características tiene un vino blanco joven?
Son vinos con aromas muy frescos, que evocan los olores propios del viñedo, con toques frutales y florales. Por su parte, sus sabores son contundentes, con carácter, que tienden a permanecer en el paladar. Puedes adquirirlo dentro de un pack de vinos que también ofrecemos en nuestra tienda.
El vino blanco joven afrutado se considera el compañero ideal para los platos preparados con frutos del mar, así como el pescado, las aves y otras carnes blancas. Esto ya que sus toques ligeramente ácidos preparan el gusto para realzar el sabor propio de estas variedades culinarias.
A diferencia del vino blanco crianza, su color es más traslúcido y suave, muy brillante. Como un dorado tenue, que con frecuencia guarda algunas tendencias verdosas que bailan ligeramente.
¿Cómo se elabora el vino blanco joven?
Aunque la característica más reconocida de este elixir se encuentra en la ausencia de crianza, no es lo único que encontramos en la elaboración de un buen vino blanco seco. Todo comienza en realidad con la selección de la uva.
Los taninos y antocianos son sustancias que se encuentran tanto en las semillas como en la piel y el hollejo de la uva. También es frecuente hallarlos en los barriles donde se realiza la crianza de los vinos añejados. Estos son responsables del sabor astringente de los caldos que han pasado por procesos de crianza. Mientras más edad tiene un vino, mayor tiempo ha estado al resguardo.
Ahora bien, para elegir las uvas de vino blanco joven, se toman variedades claras, que además provienen de una planta tierna o cultivada de forma que los frutos tengan pocos taninos y antocianos.
Por otro lado, su fermentación se produce a una temperatura menor, con más azúcar que alcohol. Al final se obtiene un vino blanco semi-dulce delicioso, con un sabor determinante, muy afrutado y con toques florales en su aroma. Un elixir delicado y virginal.
¿Qué variedades de uvas utilizamos para elaborar el vino blanco joven?
Como ya mencionamos, para seleccionar las uvas que darán vida a los exquisitos vinos blancos jóvenes, lo que se toma en cuenta más que nada es que contengan una cantidad mínima de taninos y antocianos.
Ahora bien, en cuanto al tipo de uva, se usan las mismas que en el caso del vino blanco añejado. Entre los frutos empleados para la elaboración de estos caldos destacan los siguientes:
- Chardonay es una de las más conocidas a nivel mundial.
- Sauvignon Blanc, se utiliza mayormente para producir un vino seco.
- Albariño, los vinos de esta uva se caracterizan por su frescura, propia del clima frío donde crece.
- Riesling, se reconoce a estos vinos por sus aromas exquisitos e hipnóticos.
- Gewürztraminer, el vino de esta uva es altamente recomendado para la comida de especias fuertes, por su sabor ligeramente picante.
- Verdejo, es un vino aromático fuerte, ligeramente amargo. Es exótico y delicioso.