Aroma y textura de un buen Vino Tinto Seco
El aroma que ofrecen los vinos secos, ya sean blancos o tintos, se aleja un poco del dulzón de las frutas y las flores, tan característico de los caldos dulces. En cambio, acentúan los matices de la madera y las especies, muchas veces exóticas. A pesar de conservar lejanamente el olor de las uvas, este se esconde tras las hierbas, siendo apenas un tono sutil.
Su color es rojo, muchas veces con reflejos malva. Muestra buena densidad, limpieza y brillo, dándole un atractivo especial. En cuanto a la textura, esta es muy diferente de los vinos dulces. Para empezar, cuenta con un mayor grado alcohólico que se hace sentir.
La presencia de taninos es acentuada, los cuales son los encargados de dar esos toques astringentes y secos que caracterizan este vino.
Un detalle muy significativo es la permanencia de los sabores. En el caso de los dulces, estos tienden a permanecer en el paladar, mientras que, en los vinos secos, esta sensación es ligeramente fugaz.
Su sabor suele estar muy acompañado de los propios del envejecimiento en barrica de madera. Aunque sí es posible que en algunos casos adquiere tonos dulces y afrutados muy sutiles, predomina la acidez que se equilibra con el resto de los matices.
Uno de los mejores ejemplos de este tipo de vino es La Pequeñita Tempranillo. Una edición limitada cuya cata lo presenta como un caldo de sabores y texturas bien estructuradas y paso suave.
¿Cómo se degusta un vino tinto seco?
Para poder degustar un buen vino tinto seco y apreciar todas sus sensaciones y sabores, debemos comenzar por servirlo en una copa de boca ancha que permita que sus aromas lleguen claros y que el caldo se oxigene correctamente.
Antes de llevar la copa a tus labios, aspira su aroma sin mover el vino para preparar tus sentidos. Y sólo después de esto, hay que mover la copa para que el vino se oxigene y se abra. Ahora sí, toma un pequeño trago. Deja que el líquido pasee por el interior de tu boca y la impregne de esa sensación seca que dejan los taninos.
Ahora, repite el proceso. Siempre es preferible ir por pequeños sorbos para que puedas diferenciar los matices de su sabor. Toma la copa por el fuste para no calentar el vino y mueve girando suavemente para mantenerlo oxigenado y permitir que sus aromas continúen llegando a tu nariz.
Esto hará más intensos sus aromas y sabores, sumergiéndote por completo en la experiencia de catar un vino de alta categoría.